Lo decía la otra mañana Ana Rosa Quintana, experta en diversos asuntos de capital importancia. Es una eminencia en el submundo de los ´Supervivientes´, incluso entrando en matices que podrían elevarla a la categoría de sabia sin rival, capaz de matizar si es verdad que Francisco "es un mentiroso compulsivo" tal como dijo de él su hermano, o es sólo una guerra familiar, y de advertir en una de las grotescas muecas de la sardesca Sofía Suescun si la pájara acaba de echar un quiqui o sólo se rasca la lenteja.

Y es una eminencia en otros submundos como el de la política, y si hablamos de Carles Pugdemont, a ese submundo estamos abocados. Digo que el otro día decía la catedrática en mundos contrapuestos que a Puchi habría que hacerle presidente, pero ya, aunque sólo fuera por aburrimiento. Yo también lo creo.

En paralelo, porque la realidad es más maravillosa que la realidad escrita y dirigida de los llamados ´realities´, hace unos días vimos la bonita y estrambótica imagen de don Marianico el Corto Rajoy, al que sus asesores, con mala leche como demostró su jefa de comunicación, Carmen Martínez (os jodéis, les dijo a los pensionistas, escupitajo que TVE censuró), lo soltaron en un mercado de abastos de Logroño, en La Rioja.

Sólo a un tragaldabas como al presidente español se le ocurre preguntar si los aguacates de la frutería de Pepe son de allí, de la tierra. La madre que lo parió. Sólo un jeta como Puchi es capaz de tener, en connivencia con aborregados de la sopa boba que cobran de nuestros dineros, a un país en jaque. Y sólo un melón como Rajoy es capaz de preguntar por los aguacates de Logroño. Madre mía, qué habremos hecho. ¿Quizá votarlos?