María Lapiedra ha mostrado sus sentimientos sin tapujos tras su paso por uno de los concursos más extremos de la televisión, Supervivientes. Ha concedido una entrevista a la revista Lecturas en la que ha hablado del concurso, de sus hijas e incluso de Gustavo González y de Mark Hamilton.

María Lapiedra abandonó Supervivientes tras estar casi un mes incomunicada, sin saber nada de sus hijas y sufriendo las calamidades propias del concurso. Ella misma ha asegurado que : "Es un concurso durísimo, lloraba todas las noches". Incluso afirma que Mayte Zaldívar le dijo que se pasaba peor que en la cárcel.

María partió hacia Honduras en uno de los momentos más difíciles de su vida, asegura que: "Estamos con el proceso de divorcio y de custodia de las niñas. No saber lo que va a pasarme hizo entrar en bucle". Este parece ser el principal motivo de su abandono, es una madre muy apegada a sus hijas y tras una despedida tan dolorosa como asegura que tuvo con sus dos hijas, no recibir noticias suyas a lo largo de su estancia en Honduras terminó por llevarla a tomar esa complicada decisión.

La colaboradora de Cazamariposas confiesa que no recibir nada, ni un dibujo, tras el cumpleaños de su hija le hizo ser consciente de que sus hijas no sabían nada de ella. Asegura que: "Mark me dijo que no lo autorizó porque igual en Sálvame la psicóloga habría analizado el dibujo". María parece arrepentida: "Cuando volví a España vi que la cosa no estaba tan mal como había imaginado. No me hubiera ido del concurso, habría aguantado".

Muchos son los rumores que dicen que sigue vinculada a Mark a espaldas de Gustavo, María asegura que: "Nunca volvería con Mark, pero quiero llegar con él a un convenio amistoso. Siempre le respetaré porque es el padre de mis hijas". La custodia de las niñas es uno de los asuntos que más preocupa a María: "Dejé Supervivientes para luchar por mis hijas a muerte".

Tras su paso por la isla más famosa de Honduras María confirma que: "El primer fin de semana lo pasé con las niñas y Gustavo. Se llevan súper bien, están encantadas". Lo que les falta para ser una familia feliz es la gran boda de María y Gustavo, a lo que ella responde: "Me veo vestida de marfil más que de blanco porque ya sería mi tercera boda. Sin la Patiño y sin esa gente. Le dije a Gustavo que si ella iba yo no iría. María y Gemma no son tan íntimas amigas, son compañeras de trabajo".

María es una mujer incensurable, se muestra sincera y asegura que: "La líbido no se va. Es mentira, tienes las mismas ganas de sexo. He echado mucho de menos a Gustavo". Ella misma pide un deseo: "Firmar el divorcio y empezar una nueva vida". ¡Esperemos que así sea María!