La sal se mezcla con la yema de huevo y se humedece; cuando esté uniforme, se deja reposar unos minutos. A continuación, se cubre el fondo de una fuente refractaria alargada con la mitad del preparado de sal.
La dorada, limpia y descamada, se sazona por dentro con hierbas aromáticas y se coloca en la fuente; luego, se cubre con el resto de la sal —humedecida de nuevo.
La fuente se introduce en el horno —precalentado a 200º C— entre 30 y 35 minutos.
Transcurrido este tiempo, la dorada se retira del horno y se le quita la costra de sal.
Se sirve inmediatamente, acompañada de salsa holandesa o mayonesa, que se presenta en la mesa en una salsera.
Este modo de preparar la dorada es perfectamente aplicable a todo tipo de pescados, pero es especialmente adecuado para los blancos.